Lo que parecía un gesto amigable se convirtió en una lección desgarradora sobre los peligros de las alergias alimentarias y la importancia de la prevención. Hannah Glass, estudiante universitaria en su primer año en Maranatha Baptist University, sufrió una reacción alérgica severa tras consumir un brownie que contenía harina de maní, un ingrediente oculto que resultó fatal.
Hannah, conocida por su espíritu amable y dedicación en su comunidad, padecía una alergia severa al maní. El 4 de noviembre de 2024, una compañera de su grupo femenino en la universidad le ofreció un brownie, preparado como una alternativa sin gluten para otros estudiantes. Sin sospechar del peligro, Hannah tomó un bocado. En el segundo bocado, comenzó a notar algo extraño. Según explicó su padre, David Glass, ella “supo de inmediato que algo no estaba bien”.
Los síntomas no tardaron en aparecer. Comenzó con vómitos y urticaria, signos iniciales de una reacción anafiláctica. A pesar de usar su EpiPen y tomar Benadryl, su condición empeoró rápidamente. Poco después de recostarse, su pulmón derecho colapsó, una complicación rara pero extremadamente grave asociada a la anafilaxia.
Los paramédicos llegaron para encontrarla en estado crítico. Aunque lograron reanimarla tras cuatro minutos de paro cardíaco, el daño ya era significativo. Fue trasladada de urgencia desde el Hospital de Watertown al Hospital Froedtert para recibir cuidados intensivos. En el camino, sufrió convulsiones y una inflamación cerebral severa. Pronto quedó conectada a un ventilador, con un pronóstico sombrío.
La decisión más difícil para su familia llegó cinco días después. Los médicos informaron que la mayor parte del cerebro de Hannah había sufrido un daño irreparable. Con el corazón roto, sus padres decidieron desconectarla del soporte vital. Como un último acto de generosidad, la familia optó por donar sus órganos, un gesto que salvó cuatro vidas y aseguró que su legado de altruismo continuara.
Más de 1,000 personas se reunieron en la iglesia Calvary Baptist en Watertown para despedir a Hannah en su funeral. Sus compañeros y profesores la describieron como una estudiante excepcional y una joven con un espíritu dulce y solidario. Un fondo en GiveSendGo recaudó más de $28,000 para apoyar a su familia en este difícil momento.
Este trágico evento resalta la importancia de la conciencia sobre alergias alimentarias. La familia de Hannah ha aprovechado esta pérdida para educar a otros sobre la necesidad de ser precavidos con los ingredientes ocultos y mantener al día dispositivos médicos como los EpiPens. Su padre subrayó: “Queremos evitar que otras familias pasen por este dolor”.
Hannah Glass dejó una huella imborrable en su comunidad. Su vida, aunque breve, estuvo marcada por el amor y el servicio a los demás. Su familia espera que al compartir su historia se cree una mayor conciencia sobre los peligros de las alergias severas y que su ejemplo inspire a otros a ser más cuidadosos y empáticos.