Tras ocho días conectada a un soporte vital, los médicos informaron que el cerebro de Esra estaba gravemente dañado y que no había posibilidad de recuperación. La familia enfrentó la desgarradora decisión de desconectarla. “Tener que despedirnos fue lo más difícil que hemos hecho”, confesó Paul, quien junto a su esposa y sus otros hijos, Imogen, Seth y Charlie, vivieron un momento de dolor indescriptible. “La abrazamos hasta el último segundo”, añadió.
La muerte de Esra no solo devastó a su familia, sino también a toda la comunidad. Conocida por ser una joven alegre, talentosa y comprometida, Esra era co-capitana de su equipo de fútbol, practicaba ciclismo BMX con sus hermanos y recientemente había llevado a su equipo de aeróbic a un campeonato nacional. Su repentina partida ha dejado un vacío difícil de llenar y un llamado urgente a tomar acción para evitar que tragedias como esta se repitan.
En honor a su hija, Andrea y Paul han iniciado una campaña para educar a padres y jóvenes sobre los peligros del chroming. “Si hubiéramos sabido lo que era, habríamos hablado con ella al respecto. Los padres necesitan estar informados para poder proteger a sus hijos”, explicó Paul. Su objetivo es promover conversaciones abiertas y honestas en los hogares, con la esperanza de prevenir futuras pérdidas.
El chroming, aunque menos conocido en algunas regiones, es una práctica que ha provocado muertes en Australia y otros países desde 2009. Sus efectos incluyen convulsiones, ataques cardíacos, daño cerebral y, en muchos casos, la muerte súbita. La facilidad con la que los jóvenes pueden acceder a productos comunes para participar en este reto lo convierte en una amenaza aún mayor.
Esta tragedia subraya la necesidad de que padres, escuelas y gobiernos trabajen juntos para informar sobre los riesgos de las tendencias peligrosas en internet. Mientras tanto, la familia Haynes continúa luchando por encontrar sentido en su dolor, con la esperanza de que su historia salve vidas y prevenga que otras familias pasen por un sufrimiento similar. “Queremos que los niños reciban la información correcta desde el principio”, enfatizó Paul.
El caso de Esra es un recordatorio desgarrador de que detrás de cada reto viral hay riesgos reales y, en muchos casos, consecuencias irreversibles.