Diez años han pasado desde que el mundo perdió a Robin Williams, un ícono del cine y la comedia cuya muerte dejó un vacío irremplazable en los corazones de millones. Su legado sigue vigente, con sus personajes inolvidables y su capacidad de hacer reír y reflexionar al mismo tiempo. Sin embargo, el fallecimiento del actor, ocurrido el 11 de agosto de 2014, sigue rodeado de una tristeza profunda, pues fue el trágico desenlace de una vida marcada por desafíos internos y batallas personales.
Williams, recordado por su extraordinaria versatilidad como actor y comediante, tocó las vidas de muchos, incluido su amigo cercano, el también comediante Billy Connolly, quien recientemente compartió un momento profundamente emocional que vivió con él días antes de su muerte. En una conversación sincera, Connolly reveló las últimas palabras de Williams hacia él, palabras cargadas de un significado que tomó una dimensión mucho mayor tras la partida del actor.
Robin Williams fue mucho más que un rostro conocido. Su carrera, marcada por éxitos como El indomable Will Hunting y Jumanji, lo consagró como uno de los grandes del entretenimiento. Sin embargo, detrás de las risas y su carismática personalidad, enfrentaba una serie de luchas internas. En sus últimos años, además de lidiar con una depresión severa, fue diagnosticado con Parkinson, aunque una autopsia posterior reveló que sufría de demencia por cuerpos de Lewy (LBD). Esta enfermedad degenerativa afecta tanto la cognición como el movimiento y provoca cambios en la personalidad, el estado de ánimo y la memoria.
Según su esposa, Susan Schneider, este diagnóstico había sumido a Williams en una batalla silenciosa. “Cuando descubrimos lo que realmente estaba enfrentando, fue como ponerle nombre al asesino de mi esposo”, declaró en su momento, resaltando lo devastador de no haber comprendido la magnitud de su condición en vida.
Entre quienes se vieron profundamente afectados por la muerte de Williams está Billy Connolly, quien compartía con el actor algo más que una amistad: ambos habían sido diagnosticados con Parkinson, lo que fortaleció su conexión. Durante sus últimas conversaciones telefónicas, hablaban abiertamente de sus experiencias con la enfermedad y de los retos que enfrentaban. En una reciente entrevista, Connolly recordó que días antes de su fallecimiento, Williams lo llamó para invitarlo a cenar. Durante esa cena, tuvo lugar un momento que Connolly ahora describe como extraño, pero profundamente conmovedor.
“Me miró y dijo: ‘Te amo’. Pensé que era algo raro, porque no solía expresarse así”, contó Connolly. Al agradecerle, Williams insistió: “‘¿Me crees?’. Le respondí que, por supuesto, y él solo repitió: ‘Créeme, te amo’. No era habitual en él, pero no le di demasiada importancia en ese momento”, recordó el comediante, ahora con 81 años. Poco después, Williams falleció, dejando esas palabras como un eco imborrable en la memoria de su amigo.
Connolly reflexionó sobre lo que podría haber hecho de manera diferente si hubiera sabido lo que sucedería. Sin embargo, fue claro en que cada persona tiene el derecho de tomar sus propias decisiones. “Es difícil asumir que podrías haber hecho algo. Pero hay que aceptar que cada quien sabe lo que es mejor para sí mismo”, expresó.
La pérdida de Robin Williams no solo dejó un vacío en la industria del entretenimiento, sino también una lección importante sobre la salud mental y las enfermedades neurodegenerativas. Su historia recuerda que detrás de las apariencias —incluso de aquellas que irradian alegría— puede haber luchas invisibles que requieren empatía y comprensión. Aunque su ausencia sigue siendo dolorosa, el amor y la risa que compartió continúan siendo una fuente de inspiración para quienes lo conocieron y para quienes lo admiraron desde lejos.