Phillip Herron, un padre soltero de 34 años y padre de tres hijos, tomó una decisión devastadora después de enfrentarse a una larga espera para recibir el pago del Universal Credit, un sistema de apoyo financiero en el Reino Unido. Su historia, marcada por la desesperación y las deudas, ha sacudido a la comunidad y reabierto el debate sobre los fallos de este sistema.
Con solo £4.61 en su cuenta bancaria, Phillip luchaba por mantener a sus hijos tras haber dejado su empleo para cuidarlos. Las deudas, que ascendían a casi £20,000, incluidas los préstamos de día de pago con tasas de interés exorbitantes, lo habían colocado en una posición insostenible. Según su madre, Sheena Derbyshire, Phillip había renunciado a su trabajo con la intención de cuidar de su familia, pero la presión financiera fue creciendo rápidamente, dejándolo sin opciones claras.
En sus últimos momentos, Phillip compartió una fotografía de sí mismo llorando desde su coche, un gesto que reflejaba la desesperación que lo embargaba. Poco después, decidió poner fin a su vida. En su nota de despedida, expresó que creía que su familia estaría mejor sin él, una idea que, según su madre, nunca debería haber considerado como una salida.
La situación de Phillip pone de manifiesto las dificultades que enfrentan quienes dependen del Universal Credit, un sistema implementado en 2013 que, aunque fue diseñado para simplificar los beneficios sociales, frecuentemente deja a las personas esperando hasta cinco semanas para recibir su primer pago. Este retraso ha sido señalado como un factor que agrava la pobreza y el endeudamiento de los solicitantes, empujando a familias ya vulnerables hacia una crisis mayor.
Tras su fallecimiento, Sheena descubrió la magnitud de los problemas de su hijo: cartas de desalojo, notificaciones de cobro y un sistema que parecía indiferente ante su situación. La madre, devastada por la pérdida, ha expresado su culpa y su dolor, pero también su deseo de que esta historia sirva como una advertencia sobre los efectos de un sistema que, según ella, deja a las personas en la oscuridad cuando más necesitan ayuda.
Un portavoz del Departamento de Trabajo y Pensiones del Reino Unido comentó que sería incorrecto atribuir directamente la muerte de Phillip a los retrasos en el sistema, señalando que el suicidio es un tema complejo. Sin embargo, estas declaraciones no han calmado la indignación pública. Margaret Greenwood, Secretaria de Trabajo y Pensiones en la sombra, calificó el sistema como «cruel y defectuoso» y urgió a realizar reformas inmediatas para evitar que más personas sufran las consecuencias de estos retrasos.
El caso de Phillip ha reabierto el debate sobre el impacto real del Universal Credit y la necesidad de un enfoque más humano para abordar las dificultades económicas. Para Sheena, compartir la historia de su hijo es una forma de honrar su memoria y buscar un cambio que pueda salvar vidas en el futuro.