Cuando Millie Smith y Lewis Cann recibieron la noticia de que esperaban gemelas idénticas, la alegría inundó sus vidas. Sin embargo, apenas semanas después, un diagnóstico devastador cambió por completo el rumbo de su embarazo: una de las niñas, a la que llamaron Skye, padecía una condición incompatible con la vida y no sobreviviría después de nacer.
El 30 de abril, tras 30 semanas de un embarazo lleno de desafíos, Millie dio a luz a sus dos hijas, Callie y Skye. Aunque el momento estuvo lleno de emociones, la felicidad de la llegada de ambas niñas fue fugaz. Skye vivió solo tres horas, dejando tras de sí un profundo vacío en su familia.
Durante su estancia en la unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN), Callie permaneció en una incubadora mientras recuperaba fuerzas. En este entorno compartido con otras familias, una madre de gemelos recién nacidos, sin conocer la historia de Millie, comentó inocentemente que ella tenía «mucha suerte» de no tener que lidiar con dos bebés. Este comentario, aunque sin malicia, golpeó con fuerza a Millie, quien no encontró palabras para explicar su pérdida.
Fue entonces cuando surgió la idea que cambiaría el legado de Skye. Millie decidió crear un símbolo que ayudara a identificar a aquellas familias que han enfrentado la pérdida de un bebé. Así nació la mariposa morada, un distintivo sencillo pero significativo que busca evitar malentendidos y dar un espacio respetuoso a los padres en duelo.
La elección de la mariposa no fue al azar. Millie explicó que representa a los bebés que «se han ido volando», mientras que el color violeta fue seleccionado por ser adecuado tanto para niños como para niñas. Este símbolo, colocado en la incubadora o espacio asignado al bebé sobreviviente, comunica al personal médico y a otros visitantes que esa familia ha enfrentado una pérdida, ofreciendo así un entendimiento silencioso y respetuoso.
El impacto de esta idea ha sido enorme. Bajo el nombre de Fundación Skye High, la iniciativa de la mariposa morada ha cruzado fronteras, siendo adoptada por hospitales de diferentes países. Este pequeño gesto ha logrado transformar la experiencia en las unidades neonatales, promoviendo la empatía y la sensibilidad hacia situaciones que, aunque dolorosas, forman parte de la realidad de muchas familias.
Para Millie, Skye sigue siendo una presencia constante en sus vidas. El nombre elegido para ella, que significa «cielo», es un recordatorio de que siempre estará con ellos. A través de la mariposa morada, su breve pero significativa existencia continúa tocando corazones y dejando un impacto duradero en otras familias que han pasado por circunstancias similares.
Aunque la pérdida de Skye fue un golpe devastador, su legado vive como un mensaje de amor, empatía y comprensión. La mariposa morada no solo representa a los bebés que partieron, sino también la fortaleza de las familias que encuentran en su memoria una forma de sanar y ayudar a otros. Hoy, Millie y Lewis continúan compartiendo su historia para inspirar un cambio en cómo la sociedad aborda la pérdida perinatal, demostrando que incluso los gestos más simples pueden tener un profundo significado.