Don Antero Ugalde hizo fuertes señalamientos en contra de su hija, a quien acusó de ser “malagradecida” y hasta de querer “golpearlo”. “Me puso en contra de todo el mundo”.
Don Antero Ugalde acusó a Ana Bárbara de “mandarlo golpear”. Según el padre de la cantante, la molestia de su hija radicaría en que se acercó a los medios de comunicación y no se mantuvo en el anonimato.
“Ella me echó encima a todos. Me mandó a golpear porque me metí a los medios. Yo siempre recibía a todos aquí”, contó a TVNotas en su edición impresa del 11 de marzo.
Según Don Antero, lo que dijo en una entrevista molestó a su hija, ya que, aparentemente, después de eso llegó su reclamo.
“El conflicto grande fue cuando vino un tipo que trabajó a su lado y después yo di una entrevista. Eso no le pareció. Nunca supe que anduviera en mal camino. Siempre le previne de cosas malas. Ella supuestamente ha hecho todo solita. No quería que el público supiera que quien se chin** fui yo. Ella quería ser la heroína. Mi hijo Pancho también se fregó 8 años con ella y le fue mal”, insistió el hombre de 82 años.
Don Antero Ugalde también atribuye el cambio de su hija con la fama y la popularidad, ya que considera que si se hubiera quedado en Rioverde, San Luis Potosí, México, “en una tiendita o como secretaria de un abogado”, ella no hubiera cambiado.
“La fama la volvió loca a esta niña. El poder, la popularidad y el dinero son peligrosísimos”, declaró. Sin embargo, subrayó que su relación con Ángel Muñoz fue la gota que derramó el vaso.
“Desde que ella está con ese señor dio el cambio”, alegó al mismo tiempo en que descartaba una futura reconciliación con Ana Bárbara.
“No me interesa volver a verla ni platicar con ella. No quiero ni que me vuelva a mencionar. Ya muerto para qué. Quiero que me cremen, para que ya nadie venga a verme”, dijo.
Por último, el padre de Ana Bárbara señaló que, a diferencia de la nula comunicación que mantiene con la intérprete de ‘Bandido’, quien más se preocupa por él es su hija Esmeralda Ugalde.
“Esmeralda, mi hija, me llama diario, pero A na Bárbara ya se olvidó de mí. Ella está muerta para mí y yo para ella. No sé qué le pasó. Ya ni buenos días, ni buenas tardes me da. En esta vida a quien ayudas te paga mal. Ser malagradecido es lo más ingrato del ser humano”, sentenció.